por E.G. White
Participamos en el servicio de comunión porque así es como Cristo nos pidió que lo recordáramos. Cuando Cristo se humilló a sí mismo y uno por uno lavó los pies de sus discípulos, les enseñó una asombrosa lección de desinterés y humildad. Luego, nos dio instrucciones amorosas y alentadoras: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, hagáis” (Juan 13:15).
“Esta acción abrió los ojos de los discípulos. Amarga vergüenza y humillación llenaron sus corazones. Comprendieron la reprensión tácita y se vieron a sí mismos bajo una nueva luz. Así que Cristo expresó Su amor por Sus discípulos. Su espíritu egoísta lo llenó de tristeza, pero no entró en controversia con ellos en cuanto a su dificultad. En cambio, les dio un ejemplo que nunca olvidarían” (El Deseado de todas las gentes, págs. 644–645).
Este folleto es el capítulo 72 de El Deseado de Todas las Gentes.